Noche lluviosa.


La ventana está llorando, se salpica en lágrimas su rostro incorpóreo
como diminutas joyas centelleantes que embellecen su gesto invisible.
La luz ya se va, mientras muere el sol enceguecido tras barrotes de nubes
y la noche ya llega tras esa luz mortecina que libera, perdida, el nubarrón
el canto de la lluvia mece mi sueño y mi pereza reposa, aunque no duerme
pues una imagen se ha atorado en mi frente, una silueta danza en mi mente
un suave contorno de curvas y brillos, de sombras y líneas que juegan
revoloteando, acariciando mi ensueño, invocándome con su voz virginal
“Ven, mi amor allende, baila a mi lado... estoy aquí para ti, solo para ti”
y voy tras ella, rendido a su erotismo, hambriento por su descobijada piel,
lujurioso ante sus pechos lozanos y rebosantes, sin reparar en pudores
rozo su cuerpo terso y su enmascarada esencia, beso su rostro y su aroma.
Ella musita jadeante y con ojos callados, librada a mí, osadamente desenlazada
facilitando mi delirio mientras palpa mi rostro, y sus labios piden pecado,
Soy tuya, de aquí al alba, de ahora a siempre, tómame, soy tuya
mis manos no descansan de su labor amado, nada lograría detenerlas,
no respetan los limites ni las sombras, nada escapa, todo cede a su tacto.
Mi moción es la de Adán, ella es cual Eva, pero dios no existe en este Edén
y nadie culpará nuestra manía, somos dioses en nuestro jardín de sabanas.

Su cuerpo ya es convulso y la fricción acaba, somos solo humedad y éxtasis
la lluvia apedrea el tejado violentamente, pero el cuarto es sereno y templado
la luz aún no llega y la noche descansa, somos solo ella y yo... y la lluvia.

1 comentarios:

MMK dijo...

Que bien se siente el dejar fluir nuestras fantasias y dejarse mojar por la tormenta del erotismo..

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