¿Qué fue de aquel, Ay de aquel pobre niño?
su oronda sonrisa rosada ayer se fue de paseo,
en camino inverso tras sus talones de antaño
eso fue ayer, y aun no regresa
ni los juegos sin reglas, ni las rodillas verdes
ni las tardes de barrio, ni el vecino de enfrente
ni la mente ignorante, ni la felicidad por ende.
¿Qué es de él, Ay de este pobre hombre?
Con las cadenas al piso de su preciado calvario
con su salario consuelo que plácido imparte
entre sus amos de siempre y toda inútil materia
que crea urgir su miseria con fútiles sueños
de ser pronto dueño de una vida conspicua
indemne a toda luz, libertada de amarres.
¿Qué será de él, Ay de ese pobre anciano?
arrodillándose ante mármol muerto de día
llorándole al techo cada noche que nace
aun sin respuesta a su rutina adorada
sin nombre ni historia, carente de imagen,
al margen de sol, a la luz de su duda
la cordura le grita a lo lejos y a salvo.
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