Compensación.

Búscame entre las tumbas de los sueños que ya has enterrado,
entre los recuerdos marchitos
allí estaré de pie aún, pero con el corazón abismado.
Solitario, con mi nimia alma de abrigo y mi rencor de escudo
¡Pero no más!, ¡Nunca más!
mis penas son muy frías para compartirlas
y mis gozos aun más gélidos
Principios quizás, llámalos con las palabras más intrincadas
pero la decisión es una, la cura... la soledad.

Búscame en los callejones de los vicios que ya has olvidado,
y verás que he muerto en ellos
ya no estoy para ti amor, ni para nadie.
Refugiado en el egoísmo, con frío, el alma se me ha escapado
¡Y si miras amor!, ¡si me miras!
la sangre que he derramado en tu mísero nombre
se ha estancado en mi rostro
Precipitación quizás, o tal vez la trepadora demencia me obliga a ceder
porque al perderte, amor, me recupero a mí mismo.

Busca las puertas y olvida las llaves, ya que no querrás entrar
sabiendo que la bienvenida no espera,
de una vez descansa en tu lecho y no pretendas el mío.
Inmune a lamentos, tus llantos enfermizos repugnan al hastío
¡Muere espina!, ¡arde en llamas!
mi voluntad te persigue, y te enreda, y sofoca tus ánimos
ya no pidas piedad, la muerte te sienta bien.

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