Noche en relente son mis sombras benignas
vísceras de hielo que enfundan mi nervio,
convidadas del tórax, embriagadas en celo
copulan asidas de mi espina en pendiente
Cuchillas sin filo de espantoso semblante
belleza entrañable de entrañas habidas
flujos opacos, cauce dulce en mis venas
protegen mis puertas engullendo sus llaves.
Sus miles ojos pueden ver cuando llueve
el espectro dolido de mi alma en desaire
saciando su hambre en corazones prestados
volviendo al rincón enerve en mi mente
Fulgor de vientos invocando soberbia
siniestro accidente de un pasado en concreto
musitan mi ego con futuro en su idea
son fieras furiosas con desdentadas fauces
Dos en mis ojos, hilando entre si paciencias
una en mi voz, trinando con fenecido aliento
más en mi pecho, entoldando un cadáver rancio
cien en mi mente, excusando mi novicio eclipse.
Sombras fatuas de cadenas cortas
ladran al sendero y al pasante que lo cruza
Sombras centinelas de mi pórtico endeble
para que lo que entre no logre salir.
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