La soledad camina de cabeza gacha, y la acompaño
por no sentirse ella, solo por ella y por eso lo hago
el dulce aroma de una ciudad creciente se arropa
en mis saciados pulmones, y danza con mi aliento corto.
degustando la lluvia en mi afable postura
hasta que cae la noche y le desfilo habido de sueños
con un triunfante semblante, agraciado al pleno etéreo,
mi ser entero, mi eterno espíritu al ras del cielo...
por siempre en vida, a toda luz... siempre.
Por dentro.
¡Lo sé!, soy solo yo, lo sé de sobra, que estoy yo solo
con los murmullos y el viento y mi encorvada espalda
y el hedor y el humo de esta ciudad ruinosa que penetran
por mis fosas tupidas, repulsivamente, rasqueteando.
Solo yo y esas cosas, pero prefiero mentir si nadie mira
porque si nadie oye, no es mentira, si nadie ve, no estaré solo.
y si llueve, puedo llorar, pues no verán mis lágrimas
y si la noche ha caído, puedo fruncir los ojos, y nadie sabrá
que este mal me punza el pecho de dentro a fuera... jamás.
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