El Querubín ha muerto

Se perfila el epitafio en mi corazón y en tu lápida
han muerto, me dices, ya las rosas y su aroma,
¿Cómo creerte amor, cómo creerte si no quiero?
¿Cómo dejar languidecer el aliento que es tu nombre?

Ya no importa, ya no escuches, ya no sientas lastima
si el ocaso me envuelve con su fúnebre tela
no es tu culpa, no es la obra de tus pinceles rubios.
Soy yo amor, quien esta marcha no comprende.

Dejaré unas flores y lloraré a este frío muerto
sin una caricia cual epílogo de este hermoso cuento
porque el ataúd se ha cerrado, y has de volver a casa.
Este amor fue un buen amigo, creo voy a extrañarlo.

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