Mascarada

Por fuera.

La soledad camina de cabeza gacha, y la acompaño
por no sentirse ella, solo por ella y por eso lo hago
el dulce aroma de una ciudad creciente se arropa
en mis saciados pulmones, y danza con mi aliento corto.
degustando la lluvia en mi afable postura
hasta que cae la noche y le desfilo habido de sueños
con un triunfante semblante, agraciado al pleno etéreo,
mi ser entero, mi eterno espíritu al ras del cielo...
por siempre en vida, a toda luz... siempre.


Por dentro.

¡Lo sé!, soy solo yo, lo sé de sobra, que estoy yo solo
con los murmullos y el viento y mi encorvada espalda
y el hedor y el humo de esta ciudad ruinosa que penetran
por mis fosas tupidas, repulsivamente, rasqueteando.
Solo yo y esas cosas, pero prefiero mentir si nadie mira
porque si nadie oye, no es mentira, si nadie ve, no estaré solo.
y si llueve, puedo llorar, pues no verán mis lágrimas
y si la noche ha caído, puedo fruncir los ojos, y nadie sabrá
que este mal me punza el pecho de dentro a fuera... jamás.


Mente y Corazón II

(la discusión antes del siguiente paso)


-¿Qué pasa hoy contigo que ya no presumes como antes el amor que por aquella flor sentías?... ¿Qué pasa en tus ojos de ahora que se humedecen con su recuerdo?...

-Pareciera que no estuvieras aquí para preguntar eso... me es cruel tu sarcasmo.

-Pues perdone si lo lastiman mis verdades joven marchito, pero recuerda que también soy conciencia y le piso los talones a tu latir ya sin fuerzas.

-Ella se ha ido... miento, me ha alejado ya que en su mundo, dice, no logro dar pie...

-Y la razón es suya, en cierto modo, porque su tierra no lograría soportarnos el peso... sabes que somos mucho más que su capricho... debes saberlo.

-Pero sin ella no somos más que aire sin forma y sin merced...

-¡Somos viento que ruge y se estremece!... ya no llores su abandono... festéjale a tus cadenas rotas...

-...

-Ya no somos su tierno juguete ni su causa de gracia... somos, de nuevo, lo que antes fuimos, una llama ardiendo e incinerando con el simple toque a todo y a todos... lo somos y lo sabes... lo sientes... ¿Dime si no es cierto?...

-No logro entender lo que somos ahora... no logro entender lo que quise ser antes...

-Y es porque sientes que “puedes ser” solo con ella...

-Solamente con ella, es cierto...

-Pero antes de ella fuimos más gloriosos, más que cualquier divinidad del Olimpo...

-Pero con ella fuimos más agraciados...

-Tanto como al que le despojan sus abrigos en las blancas nieves polares... ¡Despierta estúpido!... ella no fue gracia o luz divina... ¿Pero tú qué sabes?, eres ciego.

-Y tú que las has visto dime... ¿Cuál es su defecto?...

-Su belleza...

-¿Para quién la hermosura es razón de castigo?

-Para el que sufre la vanidad de un ser hermoso...

-...

-Entiende que debemos continuar...

-¿Cómo continuar?...

-Como antes... a nuestra mejor manera...

-¿En soledad?...

-Como siempre debió ser.


El Querubín ha muerto

Se perfila el epitafio en mi corazón y en tu lápida
han muerto, me dices, ya las rosas y su aroma,
¿Cómo creerte amor, cómo creerte si no quiero?
¿Cómo dejar languidecer el aliento que es tu nombre?

Ya no importa, ya no escuches, ya no sientas lastima
si el ocaso me envuelve con su fúnebre tela
no es tu culpa, no es la obra de tus pinceles rubios.
Soy yo amor, quien esta marcha no comprende.

Dejaré unas flores y lloraré a este frío muerto
sin una caricia cual epílogo de este hermoso cuento
porque el ataúd se ha cerrado, y has de volver a casa.
Este amor fue un buen amigo, creo voy a extrañarlo.

Piel ceniza

Acércate piel ceniza,
ya que no alcanzo tu roce.
Sé,
que al levantar mis capas, solo ves espinas,
pero entre ellas,
si bien miras,
la piel ofrece calor.
Y si la oscuridad te asustase
solo abre los ojos
posando pie más adentro
para que tu luz ilumine,
cruza los valles muertos
y si las bestias te hablasen
solo diles tu nombre
y se hincaran en el polvo.