Das Labyrinth (Más de un segundo en mi mente).

Enmarañándome en fibras pestilentes como lo son la mugre de lo ajeno,
acurrucado al pie del altar de mi nombre implorándome el perdón
mientras él (ese que soy cuando poseo trono) me mira.
Y me cuestiono cuando, con miedo, me respondo de las cosas a las que comprendo poco.
Y poca cosa han sido mis palabras en esta era de inútil preocupación.
He perdido la verdad, y, a medias, solo queda la farsa que le he exprimido a esta vida
que tan poco tiempo yo la he visto desnuda...
a esta vida, a la venidera muerte, que tan sincera suena al chillar.
Porque chilla, y se retuerce, y se endereza, y se provoca dolor
con sus tiernos flagelos de carne viva, que viven, y saben hablar.
Pero aun más que al doler, sonríen pensando que son dolor y no adolorido.
Y poseo corazón, aunque les pese, a la altura del pecho, dentro de este.
Y palpita como algunos, a veces, sabe palpitar,
dudaba de quererlo ya que él quería que dudara
y he aprendido a ignorarlo a veces, cuando por demás habla,
he aprendido a callarme, aunque aún no a callarlo.
Soy de esos que lo son todo para solo uno,
y nada para el infinito.
Soy de esos que callan cuando le piden consejo,
y hablan cuando requieren mutismo.
y soy de esos que nunca aprenden a querer
pero enseñan a aprenderlo...

Y han aprendido a ser dolor, y no adolorido.

Seconde Vérité

En mi pecho el mal prepara un nido
para cobijar sus pichones y alimentarlos de carroña
¿Pero qué puede sobrevivir en tal gélido lugar?
El amor en mi ha muerto a su causa
ha muerto a su frío... Hipotermia del alma.
Desértico y vasto infierno,
páramo sin flora y de grotesca fauna
bestias acurrucadas esperando veranos
de imposible existencia, inventan sueños
para desplazar pesadillas.