y recuéstate entonces en las sabanas negras.
lúgubre es mi fantasía de tenerte en la noche
húmedo es mi deseo de acorralarte en la lluvia
Y veo en tus ojos el mismo fuego que incinera mi alma
y siento en tus labios el sabor de la sangre tibia
es este el momento pequeña, tu cuerpo y el mío
tu soledad y las mías, derritiéndose en una habitación.
Sé que no le temes a mis manos, ni a sus recorridos
sabes que no le temo a tus llamas parpadeantes.
No existe corazón que pese ni tormentosas almas
somos extraños que deciden a quien entregar momentos
Quemándonos en un oleaje de lujuriosos sueños
perversiones tan solo, son solo pecados nuestros.
y al cerrar los ojos, mientras el cuerpo descansa
entre el sabor del sexo, partiremos a casa
Tú por tu lado, Yo por el mío
como siempre ha sido pequeña, lejanos
en una ciudad extraña de trivialidades y enojos
escapando del humo de la muchedumbre.